El predio de 23 hectáreas dispone de senderos que se pueden recorrer caminando y en bicicleta. Se ingresa por detrás del Pabellón 3 de Ciudad Universitaria y se puede visitar de martes a domingos de 9 a 18 horas, con entrada libre y gratuita.
La reserva ecológica de Costanera Norte, un espacio cogestionado por la Universidad de Buenos Aires y el gobierno porteño, abrió al público después de 10 años de su creación por ley como una nueva alternativa de espacio verde en la ciudad de Buenos Aires para realizar jornadas de caminatas, avistajes y actividades recreativas y de ocio a orillas del Río de La Plata.
Se trata de la Reserva Ecológica Ciudad Universitaria- Costanera Norte (Recucn), creada por ley en 2012 luego de tres décadas en las que la sociedad civil bregó por su defensa, especialmente profesionales y estudiantes de la UBA.
Así, ya lista la infraestructura necesaria para recibir visitantes, la Costanera Norte se suma al tejido de reservas urbanas de la Ciudad de Buenos Aires, entre las que se encuentran la Reserva Ecológica Costanera Sur (de 350 hectáreas) y la de Lago Lugano (de 36 hectáreas).
En un predio de 23 hectáreas con vista franca al río, esta área natural dispone de senderos que se pueden recorrer caminando y en bicicleta, donde se puede avistar una muestra significativa de la biodiversidad propia de la región y realizar actividades de ocio y recreativas durante el día.
Se puede visitar de martes a domingos de 9 a 18 horas, con entrada libre y gratuita y su ingreso es por detrás del Pabellón 3 de Ciudad Universitaria.
Acerca de esta reserva, que es la primera gestionada por el gobierno porteño y la UBA, el rector de esta institución, Alberto Barbieri, aseguró que representa "un espacio muy valioso para la comunidad de la universidad".
En ese marco, adelantó que, de acuerdo con lo pactado con el gobierno local, se tomarán "las medidas necesarias para el mantenimiento del equilibrio ambiental, la protección de la flora y fauna, y la preservación del patrimonio natural, paisajístico y cultural de las distintas áreas".
Por su parte, la secretaria de Ambiente porteña, Inés Gorbea, manifestó su "orgullo" por el trabajo mancomunado junto a la UBA en la gestión de este espacio verde que, junto a las demás reservas de la ciudad, constituyen "un biocorredor fundamental para la biodiversidad" del territorio.
"Celebramos que los vecinos puedan visitar esta reserva ecológica que constituye un espacio valioso para garantizar la biodiversidad en el ámbito de la Ciudad", añadió.
Durante una recorrida por el predio, Germán Ausina, gerente operativo de las reservas ecológicas y áreas de conservación, destacó en diálogo con Télam la importancia de "fomentar el cuidado de estos grandes pulmones con los que cuenta la sociedad, espacios que ayudan a mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de la ciudad".
En ese sentido, resaltó que contar con una reserva en la zona permite no sólo el contacto directo con la naturaleza sino también la contención de crecidas del río y aporta a la mitigación de la contaminación sonora y visual propia de la ciudad.
"A fines de 2018 se convocó a la sociedad civil, a ONGs, a la Facultad de Ciencias Exactas y parques nacionales, y entre todos desarrollamos un plan de manejo donde se proyecta el trabajo que se va a hacer por los próximos 10 años, que es nuestro marco rector para el desarrollo y conservación de esta área", explicó Ausina.
Con un paisaje teñido de los colores otoñales, la reserva presenta distintas ecorregiones como pastizales, bosques y humedales, donde convive una mixtura de especies de flora y fauna autóctonas, nativas y exóticas.
Hongos, helechos, dicotiledóneas y monocotiledóneas son algunas de las plantas que nutren la zona, junto a la orquídea del talar, la anacahuita, el molle, el algarrobo blanco, la cortina del cielo y la uña de gato, entre otras.
Y más de 600 especies de animales fueron registradas en el predio, entre las que se encuentran aves, peces, reptiles, anfibios y mamíferos, como el coipo.
Aún sin estar oficialmente inaugurada, los días de fin de semana alrededor de 500 personas visitan la reserva, donde se pueden apreciar vistas al horizonte libre, enmarcado por las localidades de Quilmes y Vicente López a cada lado.
Atraídos por la tranquilidad y el silencio casi ininterrumpido, una gran cantidad de estudiantes de las facultades de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y de Ciencias Exactas y Naturales visitan a diario la reserva para comer, estudiar o descansar entre clases.
Asimismo, por su cercanía con las casas de estudio, esta área es utilizada por docentes con objetivos educativos y de investigación, lo que la convierte un "espacio ideal" para la realización de trabajos prácticos, seminarios y proyectos de investigación.
Télam